Posteado por: josewasinger | 29 agosto, 2010

Alfonso Reyes y «La visión de Anáhuac (1519)»

Entre los historiadores precolombinos merecen ser releídos aquellos primeros aventureros que se internaron por una senda del conocimiento histórico bastante descuidada, por donde habían pasado hacía mucho tiempo cronistas y viajeros. Ya no daban testimonios de lo que veían, sino que recordaban otros tiempos recurriendo a su habilidad literaria que no simpatiza mucho con nuestra exigente mirada cientificista. Podemos nombrar a Luis Valcárcel, peruano que se inició en el movimiento folclorista cuzqueño de los años ´20 y ´30 para luego profundizar el conocimiento sobre los Inkas; Ricardo Rojas, argentino, que armó su “silabario de la decoración americana” en los años ´20, y recuperó y reescribió el drama incaico de “ollantay”; Jesús Lara, Boliviano Cochabambino, que estudió profundamente el quechua y las expresiones artísticas incaicas; Vicente Fidel López, cofundador con Bartolomé Mitre de la historiografía argentina, que en su etapa romanticista se dedicó a estudiar a los incas. Dentro de esta temprana tradición latinoamericana de recuperación de lo “precolombino” se inscribe este hermosísimo escrito la “visión de Anáhuac” o la “visión del valle central de México” de Alfonso Reyes, mexicano. Borges lo sentenció como el mejor prosista de la lengua castellana. Realmente maravilla su prodigalidad expresiva, nunca mezquina la renovación de las palabras, nunca cae en el desgaste del reciclado lingüístico. Por ello, “la visión de Anáhuac” es una bella obra literaria de contenido historiográfico. La escribió en 1915 en Madrid, en pleno momento de la guerra civil en México que se había iniciado en 1910 cuando las fuerzas revolucionarias de Madero derrocaron al dictador Porfirio Díaz, acontecimiento que provocó una ola de repercusiones sociales en todo el país desatándose uno de los conflictos sociales más drásticos de la historia mundial del siglo XX. Alfonso Reyes, lejos, desde España en contraposición a su triste presente recuperaba una imagen utópica y armónica del pasado precolombino de México en el momento de la llegada de los conquistadores. Los protagonistas del valle central de México o Anáhuac han sido sus lagos que sistemáticamente fueron disecados según Alfonso por tres monarquías desde 1449 hasta 1900, los mexicas, la corona española y por el dictador Porfirio Díaz: “De Netzahuacoyotl al segundo Luis de Velasco, y de éste a Porfirio Díaz, parece correr la consigna de secar la tierra. Nuestro siglo nos encontró todavía echando la última palada y abriendo la última zanja”. Cuando el asesinato a unos de los seres vivientes más importantes de la América precolombina estaba por culminar se produjo lo que Kusch (filósofo argentino) llamó “Fagocitación” que es la “devoración” del “estar” americano que contempla a la naturaleza viviente y convive con ella al “ser” occidental que doblega y domina a la naturaleza como objeto sin vida. En 1910 estalló la “Fagocitación” en México. Se inició el ritual de la “antropofagia” en término del artista brasilero Oswald Andrade (el Manifiesto Antropofágico, 1928) quien definió a la cultura brasilera (americana) a partir del ritual de los tupis-guaraníes en consumir la carne y la cultura del “conquistador”.
Alfonso Reyes en la “visión de Anáhuac” narró esta “fagocitación” del lago contra sus “asesinos” históricos  que se manifestó como estallido social, y que la vivió en carne propia en la ciudad de México hasta que tuvo que refugiarse en el viejo continente:
Semejante al espíritu de sus desastres, el agua vengativa espiaba de cerca a la ciudad; turbaba los sueños de aquel pueblo gracioso y cruel, barriendo sus piedras florecidas; acechaba, con ojo azul, sus torres calientes.
Cuando los creadores del desierto acababan su obra, irrumpe el espanto social
”, la revolución mexicana.

Alfonso Reyes intenta recuperar en este texto  la relación especial y armónica  de los indígenas con la naturaleza  característica del valle central de méxico  (con un paisaje parecido Castilla). Si bien Alfonso llegó a captar la importancia del rol de la contemplación de los indígenas de tan bello paisaje lacustre, lo que explica la erección de Tenochtitlán como  isla en un sitio muy poco práctico para los ingenieros aztecas, intuyó pero no alcanzó a tomar real dimensión que para los indígenas esa naturaleza tiene vida. El «estar» americano que define Kusch no es sólo contemplar a la naturaleza, sino «sentir» que tiene vida propia, voluntad propia y por tanto sus caprichos y deseos de ser «cuidada». Alfonso Reyes  lo intuyó sólo cuando habla del lago que se «fagocita» a la vida «artificial» de la ciudad.

Fuete: http://www.alfonsoreyes.org/ La visión de Anáhuac y otros textos PDF

Posteado por: josewasinger | 21 May, 2010

«Herencia posicional» en los Andes por Susan Elisabeth Ramirez

Ramirez, Susan Elisabeth, «Historia y memoria: la construcción de las tradiciones dinásticas andinas» en Revista de Indias, año 2006

La herencia posicional hace referencia a “nombres prestigiosos” asociados a cargos de poder  por los cuales los parientes  sucesores al gobierno competían entre sí, por tanto, encontramos muchos “Cuscos” o “Manco capac” entre los inkas. Los sujetos podían adquirir varios nombres durante la vida de acuerdo a la posición que ejercían. Esto implica que las sucesiones incaicas dejadas por los cronistas lejos están de referirse a personajes históricos, sino a un sistema de “herencia posicional”. Por tanto, “usco vilca” era el nombre del kuraka de la parcialidad Chanka, como también era quien había liderado a los chankas contra los inkas siglos atrás, y era el nombre del antepasado más remoto en forma de “wanka”. De esta manera o bien el nombre del kuraka era igual al de su linaje o ayllu, o bien igual al de la “waka” fundadora del ayllu. Los “mallquis” o momias eran  los antepasados fundadores ya sea de la “panaca” o “ayllu” cuyo cargo-nombre era ocupado por los sucesores. Todo esto explica sobre todo la confusión en las listas presentadas a las autoridades hispánicas sobre la legitimidad de los linajes indígenas, en donde varios personajes se repetían. Esto salda la incoherencia entre los poquísimos incas gobernantes y las evidencias muy tempranas en la arqueología de la expansión imperial. Quien se aventuró a superar las dos decenas de inkas  gobernantes para llegar a 105 inkas fue el jesuita Fernando de Montesinos, quien escribió en Memorias antiguas historiales y política del Perú en 1644. Coincide con la lista larga de un jesuita anónimo, documento atribuido generalmente a Blas Valera, dato sobre el que Laura Laurencich Minelli en 1999 tenía sus dudas (Ver: La “culpa” del cronista peruano P. Blas Valera). Nos preguntamos en qué medida este mayor  número de inkas  respondía a los intereses del movimiento “neo inka cristiano” de Blas Valera. Sin embargo, no importa el número si estamos ante un sistema de “herencia posicional”, ya que no refleja la cantidad de   antepasados históricos. Si la «herencia posicional» refleja los nombres de los fundadores de los linajes y seguimos la lista  de Montesinos daríamos cuenta  más de cien, lo que nos hace dudar de este análisis para entender la estabilidad de un sistema político del Tawantinsuyu, en cambio números más modestos, como la mayoría de las listas presentadas por los cronistas sí permite pensar en un número razonable o adecuado de linajes históricos gobernantes . Esto demuestra dos cuestiones centrales, primero la inexistencia de la concepción “individuo-histórico” occidental y la existencia de una lógica de pensamiento parental, y lo segundo, desconocemos los nombres reales de quienes ocuparon esos “nombres posicionales” durante generaciones. La lista de Montesinos ¿fue el intento de recuperar los nombres reales de  todos los gobernantes desde una concepción de «individuo» occidental? y si los recuperó o reconstruyó con esa intención ¿en qué medida es confiable esa información? Herencia Posicional Susan RamirezF4CF618Ad01 PDF

Este trabajo tiene un fuerte vínculo con el de Medinaceli Ximena, “Paullu y Manco ¿una diarquía inca en tiempos de conquista?”, ver en categoría Andes.

Posteado por: josewasinger | 21 May, 2010

Laura Laurencich Minelli y el jesuita mestizo Blas Valera

El silencio en la historia de la conquista: Blas Valera

Silenciar a las voces fue una operación planificada desde la versión de Pizarro  sobre la forma de cómo capturó a Atawallpa hasta el pedido del famoso virrey Toledo, pariente del rey español, estratégicos aliados de la inquisición, quien encargó redactar crónicas en las que se desprestigiaba la historicidad y legitimidad de los incas. En paralelo y en resistencia, hubo muchos intentos de dejar constancia de la historia real de lo sucedido como los documentos del mestizo Blas Valera quien sufrió como muchos otros la persecución. Mediante distintas estrategias, hasta escribir en nombre de un indígena amigo, Guaman Poma, trató de dejar constancia de lo que valía la pena conservar.

Dos documentos jesuitas secretos de principios del siglo XVII investigados por la paleógrafa e historiadora Laura Laurencich Minelli fueron la piedra de David que golpeó directo a la cabeza de Goliat de las interpretaciones hegemónicas sobre la historia andina precolombina. “Exsul immeritus Blas Valera populo suo” escrito por Blas Valera  en 1618, cuando supuestamente ya había muerto hacía más de dos décadas, e “Historia et rudimenta linguae piruanorum” escritos por Antonio Cumis y Anello son fuentes imprescindibles para estudiar a los inkas y comprender su “civilización”. Laura enfatiza que estos jesuitas no estuvieron determinados por las necesidades del orden español y católico de tergiversar la historia andina, considerando a la religión inka como idolátrica. Veían a la religión andina como una verdadera religión sobre la que se podía acoplar la religión cristiana. Asistían evangélicamente a la Cofradía del nombre Jesús en Cusco en la que participaba la nobleza indígena. Entre varios jesuitas llevaban a cabo un proyecto utópico “neo inka cristiano”.

Varios elementos contundentes permitieron a la historiadora italiana agitar las quietas aguas de la historiografía andina: su descubrimiento de que Blas Valera es el autor de «Nueva Coronica y Buen gobierno» de Guaman Poma, la información brindada en las fuentes jesuitas sobre la lectura de los Quipus de información cualitativa, los proyectos jesuitas “neo inka cristiano”, la verdad de la captura de Atawallpa mediante el envenenamiento de sus militares…

Las consecuencias historiográficas son importantes porque muchos elementos que  se han dado por sentado para construir interpretaciones aparecen ahora con endebles bases. Muchos  se niegan a abrirse a estas nuevas lecturas, es ejemplo del trabajo sobre Quipus y Guaman Poma del 2003 de Frank Salomon, antropólogo norteamericano de extensa trayectoria, en el que directamente ni cita las contribuciones cruciales de la historiadora italiana. Ver su trabajo huarochiri guaman poma frank salomon (IFEA)

Finalmente quiero dejar una pequeña reflexión sobre una de las tantas temáticas para debatir: sobre los tocapu. Creo que los españoles entendieron bien que el quipu  era un sistema de registro que  no podían leerlos, pero que sí sabían su función y por tanto los quemaron en su mayoría para borrar la memoria. Ahora bien, posiblemente los tocapu han sido mirados como simples “decoraciones” en los unkus y queros, elementos de prestigio de la nobleza, pero no se  percataron que era también otra forma de registro, por tanto pasó a ser una expresión secreta de información que circulaba entre la nobleza indígena, quienes eran los que apoyaban proyectos como los de Blas Valera.

Queda mi pregunta en qué medida Blas Valera se vio impulsado a actuar en forma urgente cuando veía que la resistencia incaica en Vilcabamba había caído.

Vean los siguientes trabajos:

1999 La «culpa» del cronista peruano P. Blas Valera PDF

2000-2001 Breve reseña de los documentos Miccinelli

Hay otros más, vayan a esta dirección:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/extaut?codigo=321277

Hay dos libros que me gustaría conseguirlos, recopila varios artículos de autores varios, todos cercanos a sus investigaciones:

2007 «Sublevando al virreinato» editorial Abya Yala

2004 «El silencio protagonista» editorial Abya Yala

Rodríguez García Ignacio, «Mesoamerica, ese oscuro objeto del deseo» en Dimensión Antropológica nº19, INAH, 2009

Eechkout, Peter «Patrones de ocupación y peregrinaje en los centros monumentales andinos: el paradigma de Pachacamac» en Destiempos.com, Mexico, nº 15, Julio-Agosto 2008

En los estudios precolombinos se consolidaron paradigmas que si bien han posibilitado ricas elaboraciones historiográficas presentan limitaciones. Dos artículos  ofrecen miradas críticas al respecto, el de Rodríguez González Ignacio que debatía en el año 1997 con García Mora sobre el paradigma de “mesoamérica”. El otro, mucho más reciente, del 2008, pertenece al conocido arquéologo Peter Eeckout que discute la extrapolación del paradigma de Pachacamac a otros sitios. ¿Por qué juntar ambos artículos? Creo que es conveniente darnos ciertos momentos de reflexión de ciertos esquemas del saber que se han cristalizado, y estos dos son de importancia central para los estudios precolombinos.

El concepto de Mesoamérica sostiene el autor nació por doble necesidad en los años ´40, por un lado, para los investigadores fue un concepto muy fértil ya que  ofreció  el contexto general para todos los estudios arqueológicos aislados, permitió la comprensión global y unificar en procesos generales.  Kirchhoff fue quien impuso el nombre. Por otro lado, nació para el nuevo estado mexicano de Cárdenas, heredero de la revolución y de carácter populista, que buscaba legitimarse e identificarse con el campesinado indígena, para ello el concepto de Mesoamérica  posibilitaba coincidir los límites modernos de la nación mexicana con  la de esta macro área precolombina, por tanto la “nación” tenía raíces antiquísimas. Este concepto académico-político limitó la financiación estatal a proyectos arqueológicos que no  eran “mesoamericanistas”, la creación de la INAH, dirigida por Caso, estuvo orientada a fomentar las investigaciones que el Estado deseaba. Pero también este paradigma con el afán de extender su presencia en vastas zonas descuidó muchos temas que no encajaban dentro de esta macro explicación: como la cuestión de la cultura madre olmeca, o la influencia de Teotihuacan sobre el área maya. Es un hermoso artículo que merece ser leído y reflexionado, totalmente aconsejable. (Ver en http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx/?cat=126)

Respecto al área andina, las palabras de Eeckout son contundentes “mi ambición (es) sólo poner en evidencia el terrible dogma que representa el modelo de centro oracular y de peregrinaje” (el subrayado es nuestro). A partir del caso de Pachacamac como centro religioso de gran convergencia de caravanas durante el tawantinsuyu, fuertemente recuperado por la etnohistoria, y muy evidente en los restos arqueológicos, se impuso como modelo para explicar otros contextos históricos andinos previos a los incas, como Chavín de Huantar, Pacatnamú y Cahuachi (cultura nazca), y otros. E incluso creo que ha tenido mucha influencia incluso en las explicaciones para el área noroeste de la Argentina, en los trabajos de Tarttusi y Nuñez Regueiro sobre el centro de culto de alamito para la cultura de condorhuasi, como también su intepretación del valle de Tafi. Como dice el autor, si se repite el mismo esquema en la historia eliminamos la historicidad y la evolución de los procesos de cambio, pero a su vez, los registros arqueológicos han demostrado que son difíciles de aplicar  e incluso si empezamos por el mismo Pachacamac en el intermedio tardío, antes de los incas. De la revisión de cada caso, sin duda el de Chavín de Huántar  merece ser mencionado porque no sólo allí son muy claras las dificultades de la aplicación de este paradigma sobre otros casos, sino que los restos del lazón de Chavín y sus senderos subterráneos siempre han sido interpretados claramente con funciones oraculares. Paradójicamente, el sitio  no muestra evidencias de que había caravanas de larga distancia que acudían cuando funcionaba como centro oracular, en cambio cuando el sitio empezó a decaer y fue abandonado se inició la expansión de la famosa iconografía Chavín del horizonte temprano. Siempre se supuso que el peregrinaje de las elites desde puntos distantes al centro religioso volvían «cargados» de la iconografía Chavín y las reinterpretaban en sus áreas, lo que explicaría la amplia difusión de sus motivos estilísticos. En fin, es otro gran artículo que suscita el debate.PDF reinterpretación historia andina eeckhout

Posteado por: josewasinger | 7 abril, 2010

Propuestas del colapso de Teotihuacán

Gazzola, Julie. «Una propuesta sobre el proceso, factores y condiciones del colapso de Teotihuacán» en Dimension Antropológica, INAH, nº 31, año 2009 (Ver http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx)

Los primeros estudios sobre Teotihuacán construyeron la imagen de una sociedad ideal, comunitaria,  se lo justificaba por ejemplo con argumentos como la ausencia de mención alguna  sobre quiénes habían sido sus gobernantes  a diferencia del área maya a través de sus estelas y monumentos donde podemos encontrar los nombres de los linajes. En la mega ciudad del valle de México, la abundancia en los murales pintados de motivos naturales, flora y fauna, más los personajes divinizados que hacían brotar agua de sus manos llevó incluso a interpretar la existencia de una sociedad pacífica. Pero Matos Moctezuma revirtió esta interpretación, retomó el final violento de Teotihuacán para reconsiderar la naturaleza de esta sociedad. Planteó que la sociedad expansionista de Teotihuacán para reproducirse imponía tributos mediante la coerción militar sobre pueblos circunvecinos, en forma semejante a los estados del posclásico. La confederación y alianza entre estos contra el dominador explica el asalto y su destrucción. En esta  orientación interpretativa se enmarca el riquísimo trabajo de Gazzola Julie.  Aporta a esta problemática  sobre la naturaleza de la sociedad de Teotihuacán una redefinición del concepto marxista de modo de producción. Sostiene que su modo de producción arrastraba una severa contradicción, las elites gobernantes eran dueñas de la fuerza de trabajo, sin llegar a ser esclava, pero los campesinos seguían poseyendo el control sobre sus tierras. Era un punto de partida débil de la estructura social. El gran aparato ideológico que aún se manifiesta en los carcomidos restos del sitio no legitimaba  una sociedad pacífica, sino la gran distancia social entre las elites y los sectores sujetos.  El crecimiento poblacional y la aplicación de la fuerza productiva en la megalítica parafernalia improductiva, impedía el desarrollo de los cambios tecnológicos necesarios para sostener semejante conglomerado poblacional. La evolución de esta sociedad hacia la producción artesanal especializada implicó el abandono paulatino  de la producción agrícola propia y la dependencia creciente de la importación de los alimentos de sociedades en donde recaían los tributos. Esto se constituía en otro punto débil de este modo de producción. Finalmente, las contradicciones de esta sociedad llevaron a la crisis y cuestionamiento de las autoridades y por tanto a la ausencia de poder, en donde las elites no podían regular la vida social en la ciudad y los subordinados podían resistirlas ya que eran los dueños de los medios de producción.  La desregulación del mercado y la inseguridad llevó a muchos grupos a dejar el espacio de la ciudad;  en este contexto las milicias respondían más a sus intereses de clase que a la defensa de la elite frente a las amenazas externas. La vulnerabilidad era cada vez mayor  ante cualquier ataque foráneo. La autora sostiene la necesidad de mirar al colapso como un fenómeno complejo, de confluencia de muchos factores. Es para destacar  su empleo de conceptos marxistas y por tanto la recuperación del análisis social de los procesos históricos en un contexto contemporáneo de abundantes lecturas posmodernas de lo precolombino.

Posteado por: josewasinger | 6 abril, 2010

Sitios de revistas electrónicas de historia precolombina

Esta pequeña lista es para aquellos fanáticos que quieran sumergirse en sitios  desde donde se pueden bajar artículos en PDF sobre historia precolombina :

Estudios de culturas náhuatl (UNAM)

http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/nahuatl.html

Estudios de cultura maya (UNAM)

http://www.filologicas.unam.mx/indices/estculmay_col.htm

Estudios americanistas (UCM)

http://www.ucm.es/BUCM/revistasBUC/portal/modules.php?name=Revistas2&id=REAA

Estudios Andinos (IFEA)

http://www.ifeanet.org

Museo precolombino de Chile

http://mod.precolombino.cl/mods/biblioteca/pdf/

Centro de estudios de lenguas indígenas americanas

http://celia.cnrs.fr/

Revista mexicana de historia

http://historiamexicana.colmex.mx/

Revista Dimensión Antropológica (INAH)

http://www.dimensionantropologica.inah.gob.mx

Posteado por: josewasinger | 24 marzo, 2010

Prescott, «Historia de la conquista de Perú»

Hace unos años, descubrí en el barrio de Belgrano, zona norte de la ciudad de Buenos Aires, una librería de libros pasados de moda. Repasando los títulos de los ejemplares en las estanterías mis ojos dieron con la «Historia de la conquista de Perú» de Guillermo Prescott publicada por la editorial Suma. Asombrado, resolví volver a los días para comprarlo, en ese momento mis bolsillos sólo acumulaban peluzas. Había leido sobre la gran importancia de este libro para los comienzos de la historiografía andina. Si saltamos varios años, hoy retornaba con el ferrocarril acompañado de «7 noches», el libro de Borges que reune sus conferencias de fines de los ´70. En el capítulo dedicado a la ceguera (enfermedad sufrida  durante décadas por el maestro de la literatura), descubrí la mención a  Prescott y  la importancia de  esta limitación (y «don» para Borges) en su magnífica producción: «El bostoniano y aristocrático Prescott fue ayudado por su mujer. Un accidente, cuando era estudiante de Harvard, le hizo perder un ojo y quedar casi ciego del otro. Decidió que su vida estaría dedicada a la litaratura. Estudió, aprendió las literaturas de Inglaterra, Francia, Italia, España. La España imperial le hizo dar con su mundo, el que convenía a su rígido rechazo de los días republicanos. De erudito se convirtió en escritor, y a su mujer, que le leía, le dictó las historias de la conquista de México y del Perú, del reinado de los Reyes Católicos y de Felipe II. Fue una tarea feliz, casi impecable, que le demandó más de veinte años

La «historia de la conquista de Perú» pertenece sin duda alguna a la historiografía erudita del siglo XIX, pero este hecho personal de la ceguera sobredimensiona el valor de su producción. Pensemos que la historiografía erudita se basa en el apego documental, a la necesidad de constantes citas de las fuentes. Por tanto, podemos deducir por un lado algo trivial, la gran paciencia de su mujer en leerle los numerosos documentos citados en cada capítulo, por el otro que sus límitaciones  dadas por la vida lo llevó a que reflexionara lo que escuchaba y luego lo reelaboraba y dictaba. Esta es quizás la clave de la trascendencia de su obra, la reflexión. La historiografía erudita en su afán de la objetividad temía y era reacia a meditar la historia. Muchos libros de historia erudita han  caducado totalmente. Sin embargo, esta «historia de la conquista de Perú», aunque presenta posiciones anticuadas, continúa su vigencia en las semejanzas que tiene con muchos libros recientes sobre el imperio inca y la conquista de Pizarro.

Posteado por: josewasinger | 9 marzo, 2010

Difrasismos, cosmovisión e iconografía por Lopez Austin

López Austin, Alfredo. «Difrasismos, cosmovisión e iconografía» en Revista española de antropología americana. 2003. Vol. extraordinario 143 160 Ver: http://www.ucm.es/BUCM/revistasBUC/portal/modules.php?name=Revistas2&id=REAA

López Austin, proclamado historiador, propone una lectura cosmológica del difrasismo. En la mirada mesoamericana el orden universal está atravesado por la dualidad o complementariedad. Encuentra en estos extensibles principios la vía más justa para entender la mayoría de los difrasismos. Inicia este artículo con la memorable labor pionera de Franch en la asociación lengua y arte y su incursión en el difrasismos. Recupera los aportes lingüísticos y sistemáticos de Montes de Oca. En la búsqueda reiterativa de la asociación entre arte y lengua, muy evidente en los códices mesoamericanos, el disfrasismo se lo ha tomado como un ejemplo contundente. Sin embargo afirma Lopez Austin no podemos pasar de un eje de análisis al otro, lo que hace que esta “conceptualización”, como lo define Montes de Oca, opere en ambos es la común pertenencia a la misma cosmovisión. Esta jerarquía o precedencia de saberes legitima el planteo del historiador: observarlos desde la complementariedad. Desde esta óptica relee una serie de ejemplos ya interpretados para econtrarle otra traducción.PDF difrasismo lopez austin REAA0303220143A

Posteado por: josewasinger | 4 marzo, 2010

Los disfrasismos en náhuatl por Mercedes Monte de Oca Vega

Montes de Oca Vega, Mercedes. «Los disfrasismos en el nahuatl, un problema de traducción o de conceptualización» en Amerindia nº22, 1997. Ver

celia.cnrs.fr/FichExt/Am/A_22_03.htm

El disfrasismo, operación de la lengua náhuatl, muy posiblemente provenía de las culturas de las élites. Podemos entender que ejercía una gran importancia en los textos sagrados. Propongo  las palabras de Borges  de su hermoso cuento “El jardín de senderos que se bifurcan”: “Omitir siempre una palabra, recurrir a metáforas ineptas y a perífrasis evidentes, es quizás el modo más enfático de indicarla”. En náhuatl, dos sustantivos son la metáfora de un tercero, lo mismo sucede con los verbos.  Mercedes Montes de Oca Vega se ha dedicado largamente a esta cuestión. En este trabajo el problema de la traducción devela grandes rasgos de la naturaleza del difrasismo. Tres opciones son las que siguen generalmente los traductores. O bien  se puede traducir literalmente cada palabra sin hacer referencia al concepto que no aparece. O bien se puede elegir el concepto traducido, pero se pierde la riqueza del proceso mental del idioma náhuatl. O bien se puede optar por la traducción literal con una glosa que indique el concepto. La autora se enreda en las múltiples consecuencias y alcances de cada variante, da una multiplicidad de ejemplos. En definitiva, concluye que el disfracismo es un proceso de conceptualización, que en la traducciones se debería respetar los dos lexemas, acompañado de una glosa que indique el concepto profundo más  notas sobre las condiciones culturales que explican y dan significado a esta operación del lenguaje. Vuelvo sobre la importancia sagrada de la omisión del lenguaje,  en la tradición judía  el nombre sagrado de Dios no se puede pronunciar y entre los musulmanes están prohibidas las representaciones de santos y de Dios.  Son operaciones  mentales que  nuestra sociedad occidental no puede apreciar por su afán de  trillar palabras e imágenes de sumo respeto en lugares comunes, clichés. PDF disfrasismo monte de oca

Ana García Barrios, “El aspecto bélico de Chaahk, el dios de la lluvia, en el Periodo Clásico maya” en Revista española de Antropología americana. 2009, vol. 1 Ver: http://www.ucm.es/BUCM/revistasBUC

Son muy conocidas las figuras de Chaak Mool en Tolan y en Chichen Itza situadas en el tiempo del Posclásico, sin embargo es una divinidad registrable incluso en el Preclásico temprano. La autora plantea que su representación evolucionó adquiriendo en el tiempo nuevos atributos. Durante el preclásico tardío sostiene que aparece representado dentro de cuevas. Aunque la investigadora no lo mencione, pero recordemos la centralidad de la figura de la cuevas en las iconografías Olmecas, como acceso al inframundo y como espacio generador de las lluvias. Afirma que durante todo el clásico temprano se asocia a este dios con la lluvia y los rayos, vinculado a fenómenos del cielo. Si antes aparecía en estelas y frisos, ahora ocupa en la iconografía un espacio secundario frente a la centralidad que ocupan las representaciones de las dinastías políticas. Barrios introduce como elemento crucial para la evolución de la figura de Chaak la influencia teotihuacana que  trajo desde el valle central de México la figura de Tlaloc identificable por sus anteojos. Este dios en el área maya adquirió atributos guerreros cuando era sólo en las iconografías de los murales teotihuacanos un dios de la lluvia y la fertilidad, así se lo sumó como uno más del panteón maya. Si la influencia Teotihuacana fue importante en el siglo IV en las tierras bajas del Sur, decreció en los siglos siguientes; pero hubo un “renacimiento” teotihuacano en el área en el siglo VII. Es curioso  porque mientras tanto la ciudad de Teotihuacán entraba en su desenlace definitivo.  En esos momentos es cuando la autora encuentra elementos de mutación, Chaak, el dios de la lluvia y los rayos, aparece en iconografías referidas a luchas de guerreros, se evidencian elementos representativos de la divinidad en tocados de gobernantes. Ocupa el lugar que había ejercido Tlaloc como dios de la guerra y de la lluvia.  Se registra que Chaak con sus atributos guerreros adquieró relevancia representativa en  las tierras bajas del norte en el período Clásico Terminal (859-900 d.c.) en un contexto de creciente conflictividad política. Barrios plantea como hipótesis que la dinastía Kaan, de sumo poder en el área maya, en los siglos VII y VIII  identificaba el origen de su dinastía con esta divinidad y que a su vez fue la promotora de la difusión de la nueva representación con atributos bélicos. En conclusión, destaco de este artículo la articulación a partir de un tema ideológico de la legitimación del poder en torno a la figura de un dios con casi todos los periodos mesoamericanos, logra unir lo estético-iconográfico con los procesos socio-políticos, lo que requiere gran capacidad de síntesis. Valorizo como lector la narración en el artículo como proceso histórico.

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